Hacerse fotos del embarazo es una decisión muy personal, algo que te puede apetecer o que no te guste. Si realmente quieres o tienes la duda de hacerlo, puedo decir que supone algo muy especial, un recuerdo de la maternidad que cobra más valor con el tiempo. La belleza de una mujer está embarazada es única, la luminosidad de su piel, el brillo de su mirada, el rubor delicado de sus mejillas y su gesto sereno y dulce que transmite algo mágico.
Pero estar embarazada supone sentirse mal tanto física como mentalmente en ocasiones. Es común sentir nostalgia de su figura anterior, pero lo que está claro es que
“Sentirte gorda dura nueve meses, pero la alegría de convertirte en madre dura para siempre”.
La experiencia de hacerse una sesión de fotos de embarazo supone inmortalizar un momento en la vida en el que te sientes feliz y que sola o junto con tu pareja o hijos para recordar en el futuro esta sensación de lo maravilloso que es ser mujer y tener el privilegio de dar la vida.