El hecho de hacer prebodas siempre me ha dado un plus de confianza en los novios ya que ye nos hemos conocido mejor tanto nosotros como ellos delante y detrás de la cámara. Con esta complicidad y confianza mutua, el día de la boda fue todo como la seda, ellos estaban confiados y centrados en lo que de verdad importa en estos días y en mi caso pude ser testigo de momentos verdaderos de amor y felicidad. Tanto en las casas como en la ceremonia en Belalcázar se notaba que la emoción de este día era especial, sus padres y familiares tuvieron momentos de verdadera emoción al ser testigos de este enlace tan bonito. Para mí fue un verdadero honor ser su fotógrafo y haber contribuido con este reportaje a conservarlo para siempre. La celebración en el Restaurante el Cazador fue también muy emotiva y especial con momentos únicos llenos de emoción y de diversión que culminó con un baile y u n fin de fiesta espectacular.
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